En este mundo donde todo va a 100 por hora… ¡En este mundo donde la verdadera intención es mejorar!
Nuestro lugar de vida es el reflejo de lo que está pasando en nosotros, por lo tanto, ¡si abres las puertas de tu casa las verdades saltaran a la vista! No es fácil encontrar tiempo para nuestra casa, pero lo que nos pide la vida es generar coherencia. ¡No podemos presumir de cuidar de nosotros mismos comiendo sano, haciendo deporte y dejando la casa patas arriba! Cuidar nuestro hogar es una muestra de respeto por nosotros mismo.
Por lo tanto, seremos los primeros en beneficiarnos de todo lo que pongamos en él. Nuestra casa funciona como un espejo:
¡Todo el cuidado que le brindamos es en realidad para nosotros!
El cuidado implica, ante todo, estas tareas esenciales:
I. Ordenar, almacenar y limpiar.
II. Clasificar o reparar objetos y muebles rotos.
III. Comprender qué nos quita energía y qué nos la da.
IV. Organizar los espacios habitables (dónde quiero dormir, dónde quiero comer, dónde quiero tener mi taller…
V. Crear una decoración que nos guste y se adapte a nosotros.
VI. Mantener los exteriores.
La mejor manera de hacer de nuestro hogar nuestro aliado es considerarlo como un miembro de pleno derecho de la familia … ¡y por tanto darle mucho cariño!
Me vais a preguntar: ¿Cómo llevar el amor a una casa?
Bueno, simplemente con gestos pensativos hacia él. Esto implica mantener y decorar nuestro interior, repintar una habitación que lo necesite, quitar paredes, hacer el baño nuevo…
También podemos ofrecerle pequeños obsequios: un ramo de flores, una vela encendida, música que nos sienta bien o que nos haga bailar. Todos estos pequeños obsequios ayudan a incrementar las vibraciones del lugar.
Muchas veces, ya estamos en nuestros pensamientos y nos lanzamos de cabeza a nuestras obligaciones, a nuestros automatismos, no nos tomamos el tiempo de sentirnos en casa. Y eso es una lástima porque así nos aislamos de sus recursos, de lo que nos puede aportar. Por eso es tan importante cuidar tu hogar …
¿Empezamos?
